Saúl dijo a la tropa que lo acompañaba: —Pasad revista y comprobad si nos falta alguien. Pasaron revista y echaron en falta a Jonatán y a su escudero.
Él llamó enseguida a su escudero y le dijo: —Saca tu espada y mátame. Para que no se diga de mí que una mujer me dio muerte. Su escudero lo atravesó con la espada, y murió.
Desde Guibeá de Benjamín los centinelas de Saúl vieron que la multitud se dispersaba en desbandada.
Entonces Saúl dijo a Ajías: —Trae aquí el Arca de Dios. (Pues aquel día el Arca de Dios estaba con los israelitas).