Jonatán subió trepando con manos y pies, seguido de su escudero. Los filisteos iban cayendo ante Jonatán mientras su escudero, por detrás, los iba rematando.
extinguieron fuegos violentos, se libraron de morir a filo de espada, superaron enfermedades, derrocharon valor en la guerra y aniquilaron ejércitos extranjeros.
Uno solo de vosotros era capaz de perseguir a mil, porque el Señor mismo, vuestro Dios, era quien peleaba en vuestro lugar tal como os tenía prometido.
Él llamó enseguida a su escudero y le dijo: —Saca tu espada y mátame. Para que no se diga de mí que una mujer me dio muerte. Su escudero lo atravesó con la espada, y murió.
Los hombres del destacamento dijeron a Jonatán y a su escudero: —Subid hasta aquí, que tenemos algo que deciros. Entonces Jonatán le dijo a su escudero: —Sígueme, porque el Señor los ha entregado en poder de Israel.