que oprimió duramente a Israel. Para librarse de Madián, los israelitas se refugiaron en las hendiduras de las montañas, en las cuevas y en las cumbres escarpadas.
Cuando todos los israelitas que se habían escondido en los montes de Efraín se enteraron de la huida de los filisteos, se sumaron también a su persecución.
Los jefes filisteos preguntaron: —¿Qué hacen aquí esos hebreos? Y Aquís les respondió: —Este es David, súbdito de Saúl, el rey de Israel, que lleva conmigo un par de años y desde el día que vino a mí hasta hoy no he encontrado nada que reprocharle.