Cierto día Jonatán, hijo de Saúl, dijo a su escudero: —Vamos a pasar hasta el destacamento filisteo que está al otro lado. Pero no dijo nada a su padre.
El espíritu del Señor invadió a Sansón y, sin nada en la mano, desgarró al león como se desgarra un cabrito; pero no contó ni a su padre ni a su madre lo que había hecho.
Tomó el panal en las manos y, mientras caminaba, se lo iba comiendo. Cuando llegó a casa de su padre y su madre, les dio miel y comieron; pero no les dijo que la había encontrado en el esqueleto del león.
Gedeón tomó consigo diez de sus criados e hizo como el Señor le había ordenado. Pero, como tenía miedo de su familia y de la gente de la ciudad, en lugar de hacerlo de día, lo hizo de noche.
escogió a tres mil israelitas: dos mil estaban con él en Micmás y en la montaña de Betel, y otros mil estaban con Jonatán en Guibeá de Benjamín. Al resto de la gente la envió a sus casas.