Además, los oficiales dirán a la tropa: «El que tenga miedo o le falte el valor, que se marche a casa, no sea que contagie su cobardía al resto de sus compañeros».
El Señor hará que tus enemigos te derroten. Avanzarás contra ellos en perfecta formación, pero huirás en desbandada. ¡Todos los reinos de la tierra sentirán espanto al verte!
Una vez que nos apoderamos de esa tierra, di a Rubén y a Gad la mitad de la serranía de Galaad con todas sus ciudades: desde Aroer hasta el torrente Arnón.
Las tribus de Rubén y de Gad, así como la otra media tribu de Manasés, habían recibido ya como heredad la parte que en el reparto hecho por Moisés, siervo del Señor, se les había asignado en Transjordania,
Así pues, difunde entre la gente este pregón: «El que tenga miedo y tiemble, que se vuelva». Gedeón los puso así a prueba. Y se retiraron veintidós mil hombres de gente reclutada, quedando solo diez mil.
Cuando los israelitas que vivían al otro lado del valle y en Transjordania vieron que los israelitas habían huido y que Saúl y sus hijos habían muerto, huyeron también, abandonando sus ciudades. Entonces los filisteos llegaron y las ocuparon.