Y todos los israelitas tenían que acudir a los filisteos para aguzar cada uno su reja, su azada, su hacha y su hoz.
En las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón, Neftalí y lugares de alrededor
El hierro se aguza con hierro; la persona, en contacto con su prójimo.
es que me vengaré de mis adversarios cuando afile mi espada reluciente y comience a impartir justicia. ¡Daré su merecido a los que me odian!
En todo el territorio de Israel no había un solo herrero, pues los filisteos no querían que los hebreos forjasen espadas o lanzas.
Afilar rejas o azadas costaba dos tercios de siclo y un tercio afilar hachas o arreglar aguijadas.