Samuel dijo a todo Israel: —Ya veis que he escuchado todas las peticiones que me habéis hecho y que os he nombrado un rey.
Bien a mi pesar te di un rey y en mi furor ahora te lo quito.
Entonces Samuel tomó la aceitera, la derramó sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo: —El Señor te unge como jefe de su pueblo.
Entonces Samuel dijo a todo el pueblo: —¿Habéis visto al elegido del Señor? En todo el pueblo no hay quien se le pueda comparar. Y todo el pueblo aclamó: —¡Viva el rey!
Ahora, pues, escúchalos; pero ponlos sobre aviso y dales a conocer los privilegios del rey que reinará sobre ellos.