Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




1 Samuel 1:26

La Palabra (versión española)

Y Ana le dijo: —Por favor, señor, escúchame. Yo soy la mujer que estuvo aquí, junto a ti, orando al Señor.

Ver Capítulo Copiar

11 Referencias Cruzadas  

Os pondré a prueba, y os juro por la vida del faraón, que de aquí no saldréis a menos que traigáis acá a vuestro hermano menor.

Y Urías le respondió: —Si el Arca, Israel y Judá viven en tiendas, y si tanto mi jefe, Joab, como sus oficiales acampan al raso, ¿cómo iba a ir yo a mi casa a comer, a beber y a acostarme con mi mujer? ¡Por Dios y por tu vida, que yo no haré tal cosa!

El rey le preguntó: —¿No te ha metido Joab en todo este asunto? La mujer respondió: —¡Por tu vida! Su majestad ha acertado plenamente en lo que acaba de decir. Efectivamente ha sido tu siervo Joab quien me ha mandado y el que me ha sugerido todas mis intervenciones.

Elías dijo a Eliseo: —Quédate aquí, pues el Señor me ha ordenado ir a Betel. Pero Eliseo contestó: —Juro por el Señor y por tu vida que no te abandonaré. Bajaron a Betel

Luego Elías dijo a Eliseo: —Quédate aquí, pues el Señor me ha ordenado ir a Jericó. Pero Eliseo contestó: —Juro por el Señor y por tu vida que no te abandonaré. Fueron a Jericó

Después le dijo Elías: —Quédate aquí, pues el Señor me ha ordenado ir al Jordán. Pero Eliseo contestó: —Juro por el Señor y por tu vida que no te abandonaré. Y se fueron los dos.

La madre del niño le dijo: —Juro por el Señor y por tu vida, que no me iré sin ti. Entonces Eliseo se levantó y partió detrás de ella.

Jabés clamó al Dios de Israel: «Bendíceme, ensancha mis fronteras, ayúdame y líbrame de la desgracia para que no sufra». Y Dios le concedió lo que había pedido.

Cuando Saúl vio salir a David al encuentro del filisteo, preguntó a Abner, general del ejército: —Abner, ¿de quién es hijo ese muchacho? Abner respondió: —Te juro que no lo sé.

Pero David siguió insistiendo: —Tu padre sabe muy bien que me aprecias y pensará: «Que Jonatán no se entere, para que no se disguste». Pero, te juro por el Señor y por tu vida, que estoy a un paso de la muerte.

Ahora, señor mío, por la vida del Señor y por tu propia vida, es el Señor quien te impide derramar sangre y tomarte la justicia por tu mano. ¡Ojalá sean como Nabal todos tus enemigos y los que buscan la ruina de mi señor!




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios