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Referencias Cruzadas

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1 Juan 5:14

La Palabra (versión española)

Tenemos plena confianza en que, si algo pedimos a Dios tal y como él quiere, nos atenderá.

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26 Referencias Cruzadas  

te concedo lo que me has pedido: un corazón sabio y prudente, como nadie lo ha tenido antes de ti ni lo tendrá después.

provocando ante él el grito del pobre, haciéndole oír el gemido del necesitado.

Él cumple el deseo de sus fieles, escucha su grito y los salva.

Yo, azorado, llegué a pensar: «Me has apartado de tu presencia». Pero tú oías mi voz suplicante mientras a ti clamaba.

Gritan y el Señor los escucha, de todas sus angustias los libra.

Porque el Señor escucha a los oprimidos, no desprecia a los cautivos.

Al malvado le sucede lo que teme, al justo se le cumplen sus deseos.

El Señor está lejos de los malvados y escucha la oración de los justos.

Llámame y te responderé; te comunicaré cosas importantes y recónditas, que no conoces.

Todo cuanto pidáis orando con fe, lo recibiréis.

Yo sé que me escuchas siempre; si me expreso así, es por los que están aquí, para que crean que tú me has enviado.

y todo lo que pidáis en mi nombre os lo concederé, para que en el Hijo se manifieste la gloria del Padre.

Si permanecéis unidos a mí y mi mensaje permanece en vosotros, pedid lo que queráis y lo obtendréis.

Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa.

Todo el mundo sabe que Dios no escucha a los pecadores; en cambio, escucha a todo aquel que lo honra y cumple su voluntad.

gracias a él y mediante la fe, podemos acercarnos a Dios libre y confiadamente.

No perdáis, pues, el ánimo. El premio que os espera es grande.

Porque solo si mantenemos firme hasta el fin la confianza del principio, compartiremos la suerte de Cristo.

Cristo, en cambio, como Hijo que es, está al frente de la casa de Dios. Una casa que somos nosotros mientras mantengamos la confianza y la ilusión que nace de la esperanza.

Y, si pedís, no recibís nada porque pedís con la torcida intención de malgastarlo en vuestros caprichos.

Reconoced, pues, mutuamente vuestros pecados y orad unos por otros. Así sanaréis, ya que es muy poderosa la oración perseverante del justo.

En resumen, hijos míos, permaneced unidos a Cristo, para que cuando se manifieste tengamos absoluta confianza, en lugar de sentirnos abochornados al ser apartados de él en el día de su gloriosa venida.




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