mantén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración que este tu siervo te dirige hoy, día y noche, a favor de los israelitas, tus servidores. Confieso los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti: tanto yo como la familia de mi padre hemos pecado
que mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la desobediencia, la rebeldía y los pecados, aunque no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, en los biznietos y en los tataranietos!
Hablad, traed pruebas, deliberad todos juntos. ¿Quién anunció esto desde antaño, quién predijo esto desde siempre? ¿No fui yo, el Señor? No hay dios fuera de mí; soy un Dios justo y salvador y no hay otro aparte de mí.
Reconoce, sin embargo, tu culpa, tu rebeldía contra el Señor, tu Dios: prodigaste tus amores a extranjeros debajo de todo árbol frondoso, sin escuchar siquiera mi voz —oráculo del Señor.
No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus imágenes y sus crímenes; los pondré a salvo de las infidelidades que cometieron y los purificaré. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Salta de alegría, Sion; grita jubilosa, Jerusalén, porque ya llega tu rey, justo y victorioso, humilde y montado sobre un asno, sobre un borrico, retoño de asna.
ya que es un Dios indulgente. Pero es sobre todo en el momento presente cuando despliega su justicia al ser el Dios salvador que salva a cuantos creen en Jesús.
Y esto es lo que antes erais algunos de vosotros. Pero habéis sido purificados, consagrados y justificados en el nombre de Jesucristo, el Señor, y por la acción del Espíritu de nuestro Dios.
Reconoce, entonces, que el Señor tu Dios es realmente Dios. Él es Dios fiel, que a lo largo de mil generaciones mantiene su alianza y tiene misericordia de aquellos que lo aman y cumplen sus mandamientos,
Es esta una palabra digna de crédito y que debe aceptarse sin reservas, a saber, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero.
Fue él quien se entregó por nosotros a fin de liberarnos de toda maldad y de prepararse un pueblo limpio y elegido, totalmente entregado a la práctica del bien.
Por la fe también, a pesar de que Sara era estéril y de que él mismo había rebasado la edad apropiada, recibió Abrahán fuerza para fundar un linaje; todo porque se fio de quien se lo había prometido.
Porque no es injusto Dios como para olvidarse de vuestros afanes y del amor que, en atención a él, habéis derrochado y seguís derrochando al servicio de los creyentes.
Pero, si vivimos de acuerdo con la luz, como él vive en la luz, entonces vivimos unidos los unos con los otros y la muerte de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: —Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios, dueño de todo; recto y fiel es tu proceder, rey de las naciones.