tus príncipes son rebeldes y camaradas de ladrones; cada uno de ellos ama el cohecho y corre tras las dádivas: al huérfano no hacen justicia, ni llega a ellos la querella de la viuda.
Empero tus ojos y tu corazón están puestos solamente en tu ganancia injusta, y en la sangre inocente, para derramarla, y en la opresión y en la violencia, para practicarlas.
es a saber, los príncipes de Judá, y los príncipes de Jerusalem, y los eunucos, y los sacerdotes, y todo el pueblo del país, los cuales pasaron por en medio de las partes separadas del becerro.
Por tanto el león del bosque los mata; el lobo del desierto los saquea; el leopardo vigila en torno de sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere, será despedazado: porque sus transgresiones son muchas, y son agravadas sus reincidencias.
Ponéis la confianza en vuestras espadas, cometéis abominación, y cada uno amancilla la mujer de su prójimo, ¿y acaso vosotros habéis de poseer la tierra?
Sus caballos son más ligeros que leopardos, y más feroces son que los lobos nocturnos: sus jinetes se portan orgullosamente; también sus jinetes vienen de lejos: vuelan como águila que se apresura a devorar,