Y se dirá en aquel día: ¡He aquí, éste es nuestro Dios; le hemos esperado, y él nos salvará! ¡éste es Jehová, le hemos esperado; estaremos alegres, y nos regocijaremos en su salvación!
¡Súbete sobre un monte alto, oh Sión, anunciadora de buenas nuevas! ¡levanta con fuerza tu voz, oh Jerusalem, anunciadora de buenas nuevas! ¡levántala, no temas! ¡di a las ciudades de Judá: He ahí a vuestro Dios!
¡no temas, porque contigo estoy yo! ¡no desmayes, porque yo soy tu Dios! ¡te fortaleceré, sí, te ayudaré, sí, te sustentaré con la diestra de mi justicia!
Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el seno materno, el cual te ayudará: No temas, siervo mío, Jacob, y tú, Jesurún, a quien he escogido;
¡No temas, porque no serás avergonzada! ¡ni te ruborices, porque no serás abochornada! porque te olvidarás de la afrenta de tu juventud, y del oprobio de tu viudez no te acordarás más.
Y sucederá que de la manera que habéis sido una execración entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis una bendición: no temáis, sino fortalézcanse vuestras manos.