Por lo mismo, sucederá que cuando el Señor haya acabado de hacer toda su obra en el Monte de Sión y en Jerusalem, castigaré el fruto del orgulloso corazón del rey de Asiria, y la gloria de sus ojos altivos.
Porque tú, Señor, has desechado a tu pueblo, la casa de Jacob; por cuanto están llenas de costumbres traídas de Oriente, y son agoreros como los Filisteos, y se enlazan con los hijos de los extraños: