A lo que ella respondió: ¡Halle yo gracia en tus ojos, señor mío! porque me has consolado, y porque has hablado cariñosamente a tu sierva; aunque yo no sea como una de estas tus siervas.
Pero Jacob le dijo: No sea así, te lo ruego, si he hallado gracia en tus ojos; sino que has de recibir un presente de mi mano, por lo mismo que he visto tu rostro, como quien ve el rostro de Dios, y tú te complaciste en mí.
Dijo entonces Esaú: Permite que ponga a tu servicio parte de la gente que está conmigo. Mas dijo Jacob: ¿Para qué esto? ¡Halle yo gracia en los ojos de mi señor!
Dijo Esaú además: ¿Qué propones con toda esta muchedumbre de ganado que acabo de encontrar? A lo que respondió Jacob: Es para hallar gracia en los ojos de mi señor.
¡y el Dios Todopoderoso os conceda misericordia delante de aquel hombre, para que os devuelva al otro hermano vuestro, y a Benjamín! ¡Y en cuanto a mí, si he de ser privado de mis hijos, privado seré!
Dijo pues el rey a Siba: ¡He aquí que tuyo es todo lo que pertenece a Mefiboset! Y respondió Siba: ¡Me inclino ante ti! ¡halle yo gracia en tus ojos, señor mío, oh rey!
Entonces su marido se levantó y fué en pos de ella, a hablarle cariñosamente, con el fin de hacerla volver; y tenía consigo un mozo suyo, y un par de asnos: y ella acogiéndole, le hizo entrar en casa de su padre. Y cuando le vió el padre de la joven, le recibió gozoso.
También a la hora de comer le dijo Booz: Llégate acá, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Ella pues se sentó al lado de los segadores; y él mismo le alcanzó el grano tostado; y ella comió y se sació, y le sobró.