Dijo entonces Judá a Tamar su nuera: Quédate viuda en casa de tu padre, hasta que crezca Sela mi hijo; porque decía: No suceda que muera él también, como sus hermanos. Se fué pues Tamar, y habitó en casa de su padre.
Sabía pues Onán que no había de ser suyo el linaje; y fué así que siempre que se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar linaje a su hermano.
¶Si dos hermanos habitaren juntos, y muriere uno de ellos sin tener hijo, no se casará la mujer del difunto fuera de la familia, con un hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la tomará por mujer suya cumpliendo con ella el deber de levirato.
¡Volveos, hijas mías, idos! que yo ya soy muy vieja para tener marido; y aun cuando dijere: Tengo esperanza; también si fuere esta noche casada, y asimismo diere a luz hijos,