a fin de que te guarden de la mujer ajena, de la extraña que habla zalamerías.
para librarte de la mujer ajena, de la meretriz que lisonjea con sus labios;
Hoyo profundo es la boca de las adúlteras; aquel que es aborrecido de Jehová caerá en él.
Pues ¿por qué, hijo mío, andarás ciego f por la extraña, y te abrazarás con el seno de una meretriz?
Porque los labios de la extraña destilan miel, y más suave que el aceite es su boca;
para guardarte de la mujer mala, de la zalamería de la lengua de la extraña.
Le rinde con la muchedumbre de sus palabras suaves, con la zalamería de sus labios le arrastra.
Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana; y llama a la inteligencia parienta tuya;
Pues desde la ventana de mi casa estaba yo mirando por entre las celosías,