El malhechor atiende a los labios inicuos, y el embustero presta oídos a la lengua maligna.
Dios me ha entregado al inicuo; y en mano de malvados me ha precipitado.
El simple cree cuanto le dicen; pero el prudente mira bien sus pasos.
Los que abandonan la ley alaban al inicuo; pero los que guardan la ley se indignan contra él.
que dicen a los videntes: ¡No veáis! y a los profetas: ¡No profeticéis para nosotros cosas rectas! ¡habladnos cosas suaves, profetizadnos engaños!
Los profetas profetizan mentira, y los sacerdotes gobiernan por medio de ellos, y mi pueblo quiere que sea así; ¿y qué haréis en el final de ello?
Ellos del mundo son; por esto del mundo hablan, y el mundo los oye.