Y llevó en cautiverio a toda Jerusalem, y a todos los príncipes, y a todos los hombres esforzados; diez mil fueron los cautivos, inclusos todos los artesanos y los herreros; no quedó ninguno, a excepción de los más pobres del pueblo del país.
Pero de los más pobres del pueblo, que nada tenían, Nebuzaradán capitán de la guardia dejó algunos en la tierra de Judá, dándoles al mismo tiempo viñas y campos.
Pero halláronse entre ellos diez hombres que dijeron a Ismael: No nos mates, porque tenemos escondidos en el campo depósitos de trigo y de cebada y de aceite y de miel. Por lo cual él se detuvo, y no los mató entre sus hermanos.