Cuando muere el hombre malo se acaba su esperanza, y la expectación de los inicuos perecerá.
Pero los ojos de los inicuos desfallecerán; pues que refugio les falta ya, y su esperanza será como la expiración del alma.
El inicuo lo verá, y se enojará; crujirá los dientes, y desfallecerá; ¡el deseo de los inicuos perecerá!
pues sale su espíritu, y él se torna en su tierra: en ese mismo día perecen sus pensamientos.
La esperanza de los justos parará en alegría; mas la expectación de los inicuos perecerá.
El camino de Jehová es una fortaleza para el hombre recto; mas es la destrucción para los obradores de iniquidad.
Los justos son librados de la apretura, y en lugar suyo entra el inicuo.
El inicuo será desterrado en sus maldades; pero el justo tiene confianza en su muerte.
¿Porfiarás en decir: Dios soy yo, en presencia de quien te mata? Mas tú eres hombre y no Dios, en la mano de aquel que te traspasa.