Ahora pues, venid, matémosle, y echémosle en una de estas cisternas; y diremos que alguna bestia feroz le ha devorado; entonces veremos en qué vendrán a parar sus sueños.
Sus pies corren hacia el mal, y se apresuran a derramar la sangre inocente; sus pensamientos son pensamientos de iniquidad; desolación y destrucción están en sus caminos.
Mas si nuestra injusticia da realce a la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿será acaso Dios injusto que la visita con ira? (hablo como suelen hablar los hombres.)
Y procuró Saúl clavar con la lanza a David en la pared; mas él deslizóse de la presencia de Saúl, el cual dió con la lanza en la pared, en tanto que David huyó, y salvóse aquella noche.