Así dice Jehová respecto de este pueblo: De esta manera les gusta andar vagando; no han refrenado sus pies; por tanto Jehová no se complace en ellos: ahora traerá a memoria sus iniquidades, y castigará sus pecados.
Y tú, hijo del hombre, profetiza, diciendo: Así dice Jehová el Señor respecto de los hijos de Ammón, y respecto de su escarnio. Dirás pues: ¡La espada, la espada está desenvainada para el degüello! acicalada hasta más no poder, para relumbrar;
¡Más que en los días de Gabaa, has pecado, oh Israel! allí se mantuvieron entonces; ahora empero no les alcanzará de la manera que en Gabaa, la batalla contra los hijos de maldad.
Y ellos no consideran en su corazón que yo me acuerdo de todas sus maldades: ahora sus obras detestables los tienen cercados; delante de mi vista están.
En cuanto a los sacrificios que me presentan, es que ellos mismos degüellan carne y se la comen; porque Jehová no tiene complacencia en ellos; ahora pues él se acordará de su iniquidad y castigará su pecado: ¡se volverán a Egipto!
Dije pues: Tú me temerás; recibirás la corrección; de modo que no sea destruída tu morada, conforme a todo lo que he decretado respecto de ella: mas a la verdad ellos con empeño corrompen todas sus obras.
Mas he aquí un anciano que volvía de su trabajo del campo, al anochecer; el cual hombre era natural de la serranía de Efraim, y moraba como forastero en Gabaa; pero los hombres del lugar eran benjamitas.
¶Ellos iban ya alegrando sus corazones, cuando, he aquí, unos hombres de la ciudad, hijos de Belial, rodearon la casa, golpeando a la puerta; y hablaron al anciano, dueño de la casa, diciendo: ¡Saca fuera al hombre que vino a tu casa, y le conoceremos!
De esta suerte cercaron en derredor a los Benjamitas, y los persiguieron, y con facilidad los hollaron hasta en frente de Gabaa, de la parte donde nace el sol.