Y aconteció que como viese Zimri que había sido tomada la ciudad, entró en el palacio de la casa del rey, e incendió sobre sí la casa del rey, y así murió;
Entonces él dijo: ¡Prendedlos vivos! En efecto, los prendieron vivos, y los degollaron junto a la cisterna de la casa de esquileo, en número de cuarenta y dos personas, sin dejar ninguno de ellos.
Aconteció pues que así como les llegó la carta, tomaron a los hijos del rey, y los degollaron, en número de setenta personas, y pusieron sus cabezas en canastos, y las enviaron a Jezreel.
Y conspiró contra él Peca hijo de Remalías, capitán suyo, y le hirió en Samaria, en la fortaleza de la casa del rey, con ayuda de Argob y Aryé; y con él había cincuenta hombres de los hijos de Galaad; y le dió muerte, y reinó en su lugar.
Y Oseas hijo de Ela, tramó una conspiración contra Peca hijo de Remalías, y le hirió, y le mató, y reinó en su lugar, en el año veinte de Joatam, hijo de Uzías.
Porque nunca jamás oyeron los hombres, ni con los oídos percibieron, ni ojo de nadie ha visto, fuera de ti, oh Dios, las cosas que hará el Señor por aquel que le espera.
Pues nosotros todos somos como cosa inmunda; y como trapos asquerosos son todas nuestras justicias; y todos nosotros nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos han arrebatado.
Y no hay quien invoque tu nombre, ni quien se despierte para echar mano de ti; porque has escondido tu rostro de nosotros, y nos has dejado perecer a causa de nuestras iniquidades.
Y busqué entre ellos hombre que construyese el vallado, y que se pusiese a la brecha delante de mí, a favor de la tierra, a fin de que yo no la destruyese; mas no hallé ninguno.
Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal nos ha sobrevenido; mas no hemos suplicado la gracia de Jehová nuestro Dios, a fin de volvernos de nuestras iniquidades, de alcanzar inteligencia en tu verdad.
Ellos se han establecido reyes, mas no por mí; se han constituído príncipes, pero yo nada conocía de ello; de su plata y de su oro se han hecho ídolos, para ser ellos mismos destruídos.
¡AY de aquellos que traman la iniquidad y obran la maldad sobre sus camas! Al aclararse la mañana, la ponen por obra, porque está en el poder de su mano.