Esto empero, traerá Jehová sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca han venido desde el día que Efraim se apartó de Judá; Jehová traerá sobre ti al rey de Asiria.
¶Cuando por primera vez Jehová habló por Oseas, dijo Jehová a Oseas: Anda, toma para ti una mujer fornicaria, e hijos de fornicaciones: porque la tierra comete horrible fornicación, apartándose de en pos de Jehová.
EFRAIM se alimenta de viento, y persigue al solano; de continuo multiplica las mentiras y las causas de destrucción: hacen pacto con Asiria, y aceite es llevado a Egipto.
Cuando vió Efraim su enfermedad y Judá su llaga, acudió Efraim a Asiria, y Judá envió a un rey adversario; mas él no podrá sanaros, ni os curará la llaga.
¿Qué te haré, oh Efraim? ¿qué te haré a ti, oh Judá? ¡porque tu bondad es como la nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que luego desaparece!
Porque yo sé cuán numerosas son vuestras transgresiones, y cuán agravados vuestros pecados, vosotros que sois adversarios al justo, y tomáis cohecho, y a los menesterosos los apartáis de su derecho ante los tribunales.
Como el primogénito de su toro, sea la gloria de él, y sus astas, como astas de uro: con ellas empujará a una las naciones hasta los fines de la tierra: y ellos son los diez millares de Efraín, y ellos son los millares de Manasés.
Y no hay criatura alguna que no esté manifiesta delante de la presencia de él; sino antes, todas las cosas están desnudas y patentes a los ojos de aquel con quien tenemos que ver.