Y de esta manera harás con ellos para purificarlos: Rocía sobre ellos el agua de la ofrenda por el pecado; y hagan ellos pasar navaja por toda su carne, y laven sus vestidos, y purifíquense.
Entonces dijo Jacob a su familia, y a todos los que con él estaban: Apartad los dioses extraños que están en medio de vosotros, y purificaos, y mudad vuestros vestidos;
así rociará a muchas naciones; delante de él reyes cerrarán la boca; porque verán lo que nunca les había sido contado, y lo que nunca habían oído referir, entenderán.
También cualquiera que tocare aquellas cosas, quedará inmundo, y lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y quedará inmundo hasta la tarde.
Además el que se sentare sobre el mueble en que se haya sentado el que padece flujo, lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y quedará inmundo hasta la tarde.
Todo aquel que habiendo tocado cadáver humano, no se limpiare del pecado, ha contaminado la Habitación de Jehová; la tal persona será cortada de en medio de Israel. Por lo mismo que las aguas para la impureza no fueron rociadas sobre él, inmundo está; permanece todavía en su inmundicia.
Pues en efecto, los Levitas se limpiaron del pecado, y lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció por ofrenda mecida delante de Jehová; e hizo Aarón expiación por ellos, para purificarlos.
consistiendo solamente (además de viandas, y bebidas y diversos géneros de bautismos) en reglamentos carnales, impuestos hasta el tiempo de reformación.
Porque si la sangre de machos de cabrío y de toros, y la ceniza de la novilla, rociada sobre los que han llegado ser inmundos, los santifica, para purificación de la carne;
la cual era tipo del bautismo que ahora nos salva a nosotros también (no el quitársenos la inmundicia de la carne, sino el obtener respuesta de una buena conciencia para con Dios), por medio de la resurrección de Jesucristo:
Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Éstos son los que salen de la grande tribulación, y lavaron sus ropas, y las emblanquecieron en la sangre del Cordero.