¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? dice Jehová. Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebos de animales engordados: no tengo complacencia en la sangre de toros, ni de corderos, ni de machos cabríos.
Ciertamente él ha llevado nuestros padecimientos, y con nuestros dolores él se cargó; mas nosotros le reputamos como herido, castigado de Dios y afligido.