Cuando un hombre hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento para obligar su alma con algún entredicho, no ha de violar su palabra, antes hará conforme a todo lo que saliere de sus labios.
Y le respondió Elcana su marido: Haz lo que bien te pareciere; quédate hasta que le hayas destetado; con tal que cumpla Jehová su promesa. Se quedó pues la mujer, y crió a su hijo hasta que le hubo destetado.