Nuestro padre murió en el desierto; y él no estuvo en el motín de los que se juntaron contra Jehová, en el séquito de Coré; sino que murió en su propio pecado, y no tuvo hijos varones.
He aquí que todas las almas son mías: coma el alma del padre, así también el alma del hijo; mías son todas; y el alma que pecare, ésa es la que morirá.
Yo Jehová he hablado: ¡Juro que haré esto a esta perversa Congregación, que se ha levantado contra mí! en este desierto se irán consumiendo, y en él morirán.
y se presentaron delante de Moisés y de Eleazar el sacerdote, y delante de todos los príncipes de toda la Congregación, a la entrada del Tabernáculo de Reunión, diciendo:
¿Por qué ha de ser borrado el nombre de nuestro padre de en medio de su parentela, por no haber tenido hijo varón? Danos a nosotras herencia entre los hermanos de nuestro padre.
¶Por tanto, de la manera que por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por medio del pecado la muerte, y así la muerte pasó por todos los hombres, por cuanto todos pecaron: —
para que, de la manera que reinó el pecado en muerte, así también reinase la gracia, por medio de justicia, a vida eterna, por medio de Jesucristo nuestro Señor.