De modo que fueron los hijos de Judá, por sus parentelas: De Sela, la parentela de los Selanitas; de Farés, la párentela de los Faresitas; de Zara, la parentela de los Zaritas.
Dijo entonces Judá a Tamar su nuera: Quédate viuda en casa de tu padre, hasta que crezca Sela mi hijo; porque decía: No suceda que muera él también, como sus hermanos. Se fué pues Tamar, y habitó en casa de su padre.
Entonces ella quitó de sobre sí los vestidos de su viudez, y cubrióse de un velo, y tapándose bien se sentó a la entrada de Enaim, que estaba en el camino de Timnat: porque veía que Sela era ya hombre, y ella no le había sido dada por mujer.
Y los hijos de Judá: Er, y Onán, y Sela, y Farés, y Zara; pero habían muerto ya Er y Onán en la tierra de Canaán. Y eran los hijos de Farés, Hezrón, y Hamul.
En Jerusalem, pues, se avecindaron algunos de los hijos de Judá y de Benjamín, a saber: De los hijos de Judá, Ataya hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalalel, de los hijos de Farés;