Y como viese el asna al Ángel de Jehová, cayó en tierra debajo de Balaam. Encendióse entonces la ira de Balaam, e hirió al asna con su báculo.
El sabio teme, y se aparta del mal; pero el insensato se muestra orgulloso y confiado.
Y el Ángel de Jehová pasó adelante otra vez aún, y se puso en un lugar tan estrecho que no había espacio para ladearse ni a la derecha ni a la izquierda.
¶Vosotros lo sabéis, mis amados hermanos. Mas sea cada hombre pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;