¡No te regocijes, toda tú, oh Filistía, por cuanto se ha roto la vara que te hirió; porque de la raíz de la serpiente saldrá la víbora, y del fruto suyo, serpiente ardiente voladora!
¡Cuán cargadas van las bestias del sur! Por una tierra de aflicción y de apretura, de donde son la leona y el león, la víbora y la serpiente ardiente voladora, llevan sobre tomos de pollinos sus riquezas, y sobre giba de camellos sus tesoros, a un pueblo que no les puede aprovechar.
Si yo hiciere pasar bestias feroces por aquella tierra, las cuales la devastaren, de modo que venga a ser una desolación tal que nadie pase por ella, a causa de las fieras;
el cual te condujo por aquel desierto tan grande y tan espantoso, de serpientes ardientes y escorpiones, y de sequía, en donde no hay aguas; el cual sacó para ti aguas de la roca durísima;