¶Esta es la ley: Cuando un hombre muriere en una tienda, todos los que entraren en la tienda, y todos los que estuvieren en la tienda, quedarán inmundos siete días.
Todo aquel que habiendo tocado cadáver humano, no se limpiare del pecado, ha contaminado la Habitación de Jehová; la tal persona será cortada de en medio de Israel. Por lo mismo que las aguas para la impureza no fueron rociadas sobre él, inmundo está; permanece todavía en su inmundicia.
Manda a los hijos de Israel que echen fuera del campamento a todo leproso, y a todo aquel que padece flujo, así como a todo contaminado por causa de muerto;
Y si alguno muriere junto a él muy de repente, de modo que se contamine la cabeza de su nazareato, raerá su cabeza el día en que se purificare; en el día séptimo la raerá.
¶Mas hubo algunos hombres que estaban inmundos a causa de un cadáver, de modo que no podían celebrar la Pascua en aquel día. Por lo cual se presentaron delante de Moisés y Aarón en aquel día,