Los primeros frutos maduros de todo lo que hay en tu tierra, que ellos trajeren a Jehová, tuyos serán: toda persona limpia en tu casa podrá comer de ellos.
¶Y llegó un hombre de Baal-salisa que trajo al varón de Dios panes de primicias, (veinte panes de cebada, con espigas de trigo nuevo), en su alforja. Y él dijo: Dáselo a la gente, para que coma.
Y luego que se difundió el mandato, los hijos de Israel trajeron en abundancia las primicias de trigo, y de vino, y de aceite, y de miel, y de todos los productos del campo; trajeron también el diezmo de todas estas cosas en abundancia.
Uno de los canastos tenía higos sumamente buenos, como los higos de la primera cosecha; mas el otro canasto tenía higos sumamente malos, tanto que no se podían comer de tan malos que eran.
También lo primero de todos los primeros frutos, y toda la ofrenda alzada de cualquier clase, de todas vuestras ofrendas alzadas, de los sacerdotes será: también daréis al sacerdote lo primero de vuestras harinas, para hacer descansar una bendición sobre tu casa.
Como uvas en el desierto yo hallé a Israel; ví a vuestros padres como brevas en la higuera, en su primera cosecha; mas ellos acudieron a Baal-peor, y se consagraron a la Vergüenza; y se hicieron asquerosos como aquello que amaban.
De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida: de dos décimas de un efa de flor de harina, cada uno, serán; con levadura serán cocidos, por primicias a Jehová.
¡AY de mí, dice Sión, porque estoy como cuando se han recogido las frutas de verano, como cuando se ha rebuscado la vendimia; no hay ya racimo que comer; desea mi alma los higos tempranos!
que tomarás de las primicias de todos los frutos del suelo, que recogieres de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en un canasto, e irás al lugar que escogiere Jehová tu Dios, para hacer habitar allí su nombre;