EMPERO Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada cual su incensario, y echando en ellos fuego, pusieron sobre él incienso, y ofrecieron ante la presencia de Jehová un fuego extraño, que a ellos no les había mandado hacer.
Y habló a Coré y a todo su séquito, diciendo: Esperad hasta mañana; entonces Jehová mismo hará saber quién sea suyo, y quién sea el santo, y a quién él quiera dar entrada a sí; pues al que escogiere, a éste hará llegar a sí.
y echad fuego en ellos, y poned sobre ellos incienso delante de Jehová, mañana: y será que el hombre a quien Jehová escogiere, éste será el santo. ¡Os arrogáis mucho, oh hijos de Leví!