Empero si Jehová hiciere una cosa nueva, de modo que la tierra abriere con violencia su boca y los tragare a ellos con todo lo que les pertenece, y descendieren vivos al abismo, entonces entenderéis que estos hombres han tratado con desprecio a Jehová.
Nuestro padre murió en el desierto; y él no estuvo en el motín de los que se juntaron contra Jehová, en el séquito de Coré; sino que murió en su propio pecado, y no tuvo hijos varones.
y lo que hizo a Datán y Abiram, hijos de Eliab, hijo de Rubén, cómo la tierra abrió con violencia su boca y los tragó a ellos y a sus familias, y sus tiendas, con toda cosa viviente que les pertenecía en medio de todo Israel:
¡Ay de ellos! porque andan en el camino de Caín, y se lanzan inconsideradamente tras el error de Balaam, con esperanza de una sórdida recompensa, y perecen en la contradicción de Coré.