¶Y aconteció que al tiempo de ofrecerse la oblación de la tarde, el profeta Elías se llegó al altar, y dijo: ¡Oh Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, hoy mismo sea conocido que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo; y que por orden tuya he hecho todas estas cosas!
Y dijo Dios: Vé, porque yo estaré contigo; y esto te será la señal de que yo te he enviado: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, serviréis a Dios en este monte.
Cuando os hablare Faraón y dijere: Mostrad algún milagro de vuestra parte, entonces dirás a Aarón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, y volveráse culebra.
Así dice Jehová de los Ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan: ellos os enseñan vanidad, una visión sacada de su mismo corazón es lo que hablan; no procede de boca de Jehová.
He aquí que blandiré la mano sobre ellas, y vendrán a ser el despojo de aquellos que les servían; y vosotros conoceréis que Jehová de los Ejércitos me ha enviado.
Aun cuando Balac me diere su casa llena de plata y de oro, no podré traspasar la palabra de Jehová, para hacer de mi propio arbitrio cosa buena ni mala; sino que lo que hablare Jehová eso tengo que decir?
Empero el testimonio que yo tengo mayor es que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado que cumplir, las mismas obras que hago, dan testimonio de mí que el Padre me ha enviado.
cuando hablare un profeta en nombre de Jehová, y no sucediere la cosa, ni se verificare, esto es lo que no ha hablado Jehová: con presunción lo ha hablado el tal profeta; no tengas temor de él.