Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, durante sus generaciones; y que pongan sobre el fleco de cada borde un cordón de jacinto.
Y dondequiera que entraba, en aldeas, o en ciudades, o en los campos, ponían a los enfermos en las plazas, y le rogaban les permitiese tocar siquiera el borde de su vestido: y cuantos le tocaron, quedaron sanos.