Empero es fuerte el pueblo que habita en aquella tierra; y las ciudades están fortificadas y son muy grandes. Y también a los hijos de Anac hemos visto allí.
En esto, Isbi-benob, que era de los hijos del gigante Rafá, el peso de cuya lanza fué trescientos siclos de bronce, y que se había ceñido una espada nueva, se propuso matar a David.
También vimos allí a los gigantes, hijos de Anac, de la raza de los gigantes: y éramos nosotros a nuestros propios ojos como langostas; y así también éramos a los ojos de ellos.
¿A dónde hemos de subir? Nuestros hermanos nos han hecho desmayar el corazón, diciendo: El pueblo es más grande y más alto que nosotros; las ciudades grandes e inexpugnables, amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí a los hijos de los Anaceos.
pueblo grande y numeroso, y de alta talla como los Anaceos; pero Jehová los destruyó delante de ellos, de manera que los desposeyeron, y habitaron en su lugar.
Ahora bien, dame esta montaña de la cual habló Jehová en aquel día. Porque tú oíste decir en aquel día, que los Anaceos estaban allí, con ciudades grandes e inexpugnables. Jehová tal vez estará conmigo, de manera que yo pueda desposeerlos, como dijo Jehová.