¡Despiértate, despiértate! ¡vístete de fortaleza, oh brazo de Jehová! ¡despiértate, como en los días de antaño, en las generaciones de la antigüedad! ¿No eres tú el mismo que tajaste a Egipto, y traspasaste al cocodrilo?
pero a los que le odian les da la recompensa en su misma cara para destruirlos: no tardará con aquel que le odia, en su misma cara le dará la recompensa.
Y vuelto que hubo el pueblo al real, decían los ancianos de Israel: ¿Por qué causa nos ha herido Jehová hoy delante de los Filisteos? Tráigasenos desde Silo el Arca del Pacto de Jehová, para que viniendo ésta en medio de nosotros, nos salve de mano de nuestros enemigos.