Y los nombres de los doce apóstoles son éstos: El primero, Simón, el cual es llamado Pedro, y Andrés su hermano, Santiago hijo de Zebedeo y Juan su hermano,
Y andando por la ribera del mar de Galilea, vió a dos hermanos, Simón, aquel que es llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando la red en el mar; porque eran pescadores.
Y pasando de allí adelante, vió a otros dos hermanos, Santiago hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, remendando sus redes; y los llamó.
y asimismo de Santiago y de Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: ¡No temas; desde ahora te ocuparás en pescar hombres!
¶Y habiendo regresado los apóstoles, le declararon cuantas cosas habían hecho. Y él tomándolos consigo, se retiró aparte a un lugar desierto, que pertenecía a una ciudad llamada Betsaida.
Entonces corre, y viene a Simón Pedro, y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dice: ¡Han quitado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto!
Mas volviéndose Pedro, vió al discípulo a quien Jesús amaba, que venía detrás; el mismo también que en la cena se recostó sobre el pecho, y le dijo: Señor, ¿quién es aquel que te entrega?
Y cuando hubieron llegado, subieron al aposento alto, donde hacían morada Pedro, y Juan, y Santiago, y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago hijo de Alfeo y Simón el celador, y Judas hermano de Santiago.
SIMÓN Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que juntamente con nosotros han recibido igualmente preciosa fe, en virtud de la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo:
REVELACIÓN de Jesucristo, que Dios le dió, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y él envió y la significó, por medio de su ángel, a su siervo Juan;
¶Yo Juan, vuestro hermano, y participante con vosotros en la tribulación, y en el reino y la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
¶Y yo Juan soy el que oí y ví estas cosas. Y cuando las hube oído y visto, caí sobre mi rostro, para adorar delante de los pies del ángel que me había mostrado estas cosas.