y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo que es recto a sus ojos, y prestares oídos a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, entonces no enviaré sobre ti ninguna enfermedad de las que envié sobre los Egipcios; porque yo soy Jehová tu Sanador.
Y todos se llenaron de asombro, de tal manera que cuestionaban entre sí, diciendo: ¿Qué cosa es ésta? ¿Qué nueva enseñanza? Porque aun a los espíritus inmundos manda con autoridad, y le obedecen.
Y apoderóse asombro de todos ellos, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta? porque con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen.
Y Jesús fué con ellos. Mas cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión le envió unos amigos suyos, diciéndole: Señor, no te molestes; porque no soy digno de que entres debajo de mi techado:
Porque también yo, siendo hombre subalterno, tengo soldados sujetos a mí; y digo a éste: ¡Vé! y va; y al otro: ¡Ven! y viene; y a mi siervo: ¡Haz esto! y lo hace.