Entonces David se levantó de tierra y lavóse, y se ungió, y mudó sus vestidos, y fué a la Casa de Jehová, y adoró. En seguida volvió a su casa, y cuando pidió, le sirvieron la comida, y comió.
Envió pues Joab a Tecoa, y trajo de allí una mujer sabia, y le dijo: Ruégote que finjas estar de duelo y que vistas traje de luto, y no te unjas de aceite, sino que aparentes ser una mujer que ya ha mucho que está de duelo por un difunto.