¶Y cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir a las multitudes respecto de Juan: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿una caña meneada por el viento?
Mas ¿qué salisteis a ver? ¿a un hombre vestido de ropas delicadas? He aquí, los que visten ropas preciosas y viven en delicias, en las cortes de los reyes están.
para que ya no seamos niños, fluctuando de acá para allá, y llevados en derredor por todo viento de enseñanza, por medio de las tretas de los hombres, y su astucia en las artes sutiles del error;
¶Vosotros pues, amados míos, ya que conocéis estas cosas de antemano, tened cuidado, no sea que, siendo descarriados juntamente con los demás, por el error de los inicuos, caigáis de vuestra propia firmeza.