Entonces respondió el rey al varón de Dios: Ruégote supliques el favor de Jehová tu Dios, y ora por mí, para que se me restituya mi mano. Aquel varón de Dios pues suplicó el favor de Jehová, y la mano del rey le fué restituída, y quedó como antes estaba.
Bienaventurados sois cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de su trato, y os vituperaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre.
Vosotros, al contrario, amad a vuestros enemigos, y haced bien y prestad, no esperando de ello nada; y será grande vuestro galardón, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y los malos.
relativo a Jesús de Nazaret; cómo Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder; el cual anduvo haciendo bienes por todas partes, y sanando a todos los oprimidos del diablo; porque Dios era con él.