Y comenzó a decirles: Hoy es cumplida esta Escritura en vuestros oídos.
Y se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Con oír oiréis, y no entendréis; y viendo veréis, y no percibiréis:
Y habiendo arrollado el libro, lo entregó al asistente, y se sentó. Y los ojos de todos los que estaban en la sinagoga se clavaron en él.
Y todos le daban testimonio; y se maravillaban de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
Escudriñad las Escrituras, porque pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
mas lo que Dios había antes anunciado por boca de los profetas, que había de padecer su Cristo, lo ha cumplido así.