¶Y Herodes, cuando vió a Jesús, alegróse sobremanera; pues hacía mucho que deseaba verle; porque había oído hablar de él; y esperaba ver algún milagro hecho por él.
Mas Naamán estalló en ira, y se fué, diciendo: ¡He aquí que yo pensaba que seguramente él hubiera salido a recibirme, y que, puesto de pie, hubiera invocado el nombre de Jehová su Dios; y que pasando su mano sobre la parte llagada, sanaría la lepra!
¶Y oyó de ello el rey Herodes (porque el nombre de Jesús se había hecho manifiesto) y decía: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, y por eso poderes milagrosos obran en él.
Y él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: ¡Médico, cúrate a ti mismo! todo cuanto hemos oído que has hecho en Capernaum, hazlo también aquí en tu misma patria.