Mas ellos insistían a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado: y las voces de ellos y de los jefes de los sacerdotes prevalecieron.
Mi alma está en medio de leones; me acuesto entre los que arrojan llamas, hijos de hombres, cuyos dientes son lanzas y saetas, y su lengua una espada aguda.
Y destruí tres pastores en un solo mes: pues que se impacientó mi alma con ellos, y también su alma me aborreció a mí.
Mas él dijo con mayor vehemencia: ¡Aunque me sea menester morir contigo, no te negaré jamás! También todos decían lo mismo.
Él entonces les dijo por tercera vez: Pues ¿qué mal ha hecho? ¡Ninguna cosa digna de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré!
Pilato, pues, dió sentencia que fuese hecho lo que pedían.
Ellos empero insistían más y más, diciendo: Incita al pueblo, enseñando por toda la Judea; y comenzando desde Galilea, llega hasta aquí.