Mas ellos gritaron todos juntos, diciendo: ¡Quita a éste, mas suéltanos a Barrabás!
porque de necesidad había de soltarles algún preso en cada fiesta.
el cual por cierto motín hecho en la ciudad, y por un homicidio, había sido echado en la cárcel.
Pedro empero se quedó junto a la puerta, por la parte de afuera. Salió, pues, aquel otro discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, y trajo adentro a Pedro.
porque la multitud del pueblo le seguía, gritando: iQuítale!
¶Y le escucharon hasta esta palabra; levantaron entonces la voz, diciendo: ¡Quita de la tierra a un tal hombre, porque no conviene que viva!
Mas vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que se os concediera como favor un hombre homicida;