¶Vino, pues, el día de los Ázimos, en que era menester sacrificar la pascua.
En el mes primero comeréis panes ázimos desde los catorce días del mes por la tarde, hasta el día veintiuno del mes por la tarde.
Y le guardaréis hasta el día catorce de este mes; entonces le degollará toda la Congregación de Israel, a la caída de la tarde.
EMPERO se acercaba la fiesta de los Ázimos, que se llama la Pascua.
Y él se obligó; y buscaba ocasión oportuna para entregárselo, sin estar presente la multitud.
Limpiaos de la vieja levadura, para que seáis una masa nueva, así como sois panes sin levadura: porque nuestra Pascua también ha sido sacrificada, es a saber, Cristo.