Dijo entonces Jesús a los jefes de los sacerdotes, y a los capitanes del Templo, y a los ancianos, que habían venido contra él: ¿Como contra algún ladrón habéis salido, con espadas y con palos?
Cuando oyeron estas palabras el capitán del Templo y los jefes de los sacerdotes estaban muy perplejos con respecto a ellos, dudando en qué vendría a parar aquello.