¶Y habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y sobre la tierra angustia de naciones, en perplejidad, a causa de los bramidos del mar y la agitación de las ondas;
¡Ah! ¡el tumulto de muchos pueblos, (los cuales hacen estruendo como el estruendo de los mares), y el estrépito de las naciones! Rugen como rugido de poderosas aguas;
¡Y la luna será abochornada, y el sol se avergonzará; por cuanto Jehová de los Ejércitos reina ya en el Monte de Sión, y en Jerusalem, y delante de sus ancianos, gloriosamente!
Y bramarán contra ellos en aquel día, con bramido como del mar; y uno mirará hacia la tierra, mas he aquí tinieblas y angustia: y la luz estará obscurecida en las nubes de ella.
EN aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y habrá tiempo de angustia cual nunca ha sido desde que ha habido nación hasta aquel tiempo. Mas en aquel tiempo será librado tu pueblo, es decir, todos los que fueren hallados escritos en el libro.
El mejor de ellos es como una zarza, el más recto es peor que un seto de espinos; el día anunciado por tus atalayas, el día de tu visitación, ya viene; ahora será la perplejidad de ella.
¶Y luego, después de la tribulación de aquellos días, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán conmovidos:
Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalem será hollada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles sean cumplidos.
desfalleciendo los hombres de temor, y en expectativa de las cosas que han de venir sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán conmovidos.